¿Auténtica izquierda?

Me encuentro a un viejo conocido en el Mercado y, tras repasar brevemente el actual desastre político, económico y social, mientras esperamos pacientemente a que nos toque ser atendidos en una de las pescaderías, me anuncia la buena nueva. “Me estoy reuniendo con un grupo de gente, viejos militantes y también algunos jóvenes sin experiencia política, para montar un nuevo partido. De izquierdas, claro, pero más abierto, transparente, radical y consecuente que los actuales”, dice.

Le miro con cara rara y le suelto, en una explosión de sinceridad, que la derecha se lo va a agradecer eternamente. Le señalo que si ya son numerosas las opciones de izquierda estatales y en las comunidades autónomas, inventarse otra disgregará más el voto, hará menor la representación progresista en parlamentos o ayuntamientos y que, en mi opinión, se trata de un disparate. La conversación acaba, con escasas coincidencias, cuando empieza a ser atendido por el pescadero.

Hace unos meses, en la manifestación del 9-M contra la LOMCE, otro conocido, en este caso un maestro recientemente jubilado, también me muestra su felicidad por su integración en una nueva plataforma de la izquierda, “de la auténtica”, me recuerda. Pero en este caso, y escuchadas mis críticas, me señala que montan la plataforma para luego hacer presión desde ella para que distintas plataformas y organizaciones partidarias confluyan en un proyecto unitario. Vamos, que actuarán como catalizadores de la unidad.

Primavera

Esta proliferación primaveral de plataformas, frentes unitarios y coordinadoras me hizo recordar mis años universitarios, iniciados el curso siguiente a la muerte de Franco. En La Laguna, donde estudié, operaban los siguientes partidos de izquierda: PSOE, PSP, PSC, PCE, PUCC, ORT, PTE, PCC (P), OCC, Células comunistas, LC, LCR,… y, pido disculpas, que alguno se me escapará.

Las primeras elecciones democráticas, las de junio del 77, con sus limitaciones (la mayoría de los partidos no estaban aún legalizados), dieron buena cuenta del apoyo ciudadano a aquella miscelánea de partidillos, cargados de verdades verdaderas, de marxismo de manual, pero, salvo excepciones, sin el menor peso en la sociedad. El vídeo de Monty Python que muestro al final de esta página resume muy bien aquella historia de división y sectarismos.

Las cosas han cambiado y hoy no existe semejante de oferta en la izquierda y en la izquierda de la izquierda, aunque hay muy variadas opciones, para casi todos los gustos: nacionalistas y estatalistas, autonomistas y autodeterministas, socialdemócratas y comunistas…

En las últimas elecciones autonómicas canarias éstas fueron las fuerzas políticas que se reclaman del espacio de la izquierda o progresista y sus resultados: PSOE (190.310 votos; 15 escaños) y NC (82.318; tres actas), las que lograron representación en el Parlamento; y sin representación: ACSSP (19.372), Verdes (18.777), IUC (6.889), ANC (6.481), PCPC (2.483). UP (1.236) y UCE (120).

Reconocimiento

Claro que alguno dirá que este partido o aquel no merece el nombre de izquierdas. En las redes he leído textos pidiendo la disolución del PSOE y negando que entre sus votantes se encuentre gente de izquierdas, que es mucho decir al margen de que las políticas del último Zapatero fueran una rendición al mandato neoliberal. Relatos similares he escuchado aquí en Canarias. Tras lo cual se concluye, necesariamente, que solo un 5 o un 6% de la ciudadanía podría merecer semejante honor del oficial reconocimiento a su izquierdismo, algo que debe ser algo así como la pertenencia a un club exclusivo y elitista.

Si, encima, cuando hablan de su grupo lo hacen con términos como “la auténtica izquierda”, “única alternativa” o “somos el pueblo”, el broche está perfectamente colocado.

El PP, pese a sus permanentes dislates, pese a sus políticas que tanto daño están haciendo a la mayoría, puede respirar tranquilo.

NA: Reposición veraniega de un texto de mayo de 2013.

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Monty Python: ‘Disidentes…’

http://www.youtube.com/watch?v=99I2TY_3cK8

3 comentarios en “¿Auténtica izquierda?

  1. Absolutamente de acuerdo, amigo Enrique. Las élites económicas y políticas deben de estar frotándose sus sucias manos ante el panorama de las denominadas «izquierdas». El completo dominio de las derechas no sería posible sin la incapacidad de lad supuestas «izquierdas».
    Cuando veo que algunos siguen tomando como modelo a la Cuba castrista o la Venezuela de Chaves e (in)Maduro, etc. O que lo mejor que se les ocurre para intervenir es recuperar los textos del siglo XIX («El marxismo en sus frases»), o formar otro grupúsculo más para ir hacia launidad a través de la atomización, o seguir en la senda de derrota en derrota hasta el fracaso final que nos va a llevar a una victoria definitiva, o que el PSOE lo único que tiene de recambio en su liderazgo es a Chacón y a Madina, es decir, más del mismo zapaterismo que les llevó a la ruina, pues …….el alma se desploma hasta los pies mientras las derechas imponen sus proyectos.
    Y así estamos.

  2. María Valido

    El ciudadano necesita esperanza, confianza e ilusión, adjetivos que nos merecemos porque se ha peleado para tenerlos . A mi no me vale “mas vale malo conocido que bueno por conocer”, porque así llevamos demasiados años viendo como todo se derrumba.
    Se han perdido los principios mínimos que debe tener alguien que se dedique a la vida pública.. La partidos políticos actuales han perdido el norte, han hecho de lo público su jardín particular y ya es hora de pararles los pies a tanto listo.
    Yo no se si la solución es crear partidos nuevos , ya que parto de la base que tal y como está estructurado el sistema, cualquier posible iniciativa nueva terminará , con mucha probabilidad, en unas sigla perdidas en una papeleta electoral. Pero sí creo que la sociedad civil debe tomar el relevo, debe hacerse fuerte y exigir el papel que le corresponde y el que nunca debió dejarse quitar.
    No se la forma final de conseguirlo pero si creo que todo ese trabajo, a pequeña escala, que están haciendo infinidad de colectivos a nivel local en todo el país debe hacerse grande y unirse y exigir su sitio .

  3. Rústico

    Posiblemente ande yo un poco despistadillo y esa autoproclamada izquierda liberadora, radical y consecuente esté muy preocupada por resultados electorales varios y maquinación de planchas electorales equilibradas y señeras en el imposible sueño de «conquistar el poder»·.
    Seguro que estoy más despistado de lo habitual y esa «auténtica izquierda» y quienes la promocionan y divulgan hacen muy poco por «rascarle» algo de poder a quienes realmente lo tienen: la banca, las energéticas, las del transporte, las culturales, las que explotan al personal y al medio, etc.
    Esa izquierda más preocupada por los vaivenes de la bolsa, de la prima de riesgo y de la propia imagen corporativa, tiene muy poco futuro para transformar nada. Sólo el elaborado discurso de los picos de oro que intentan imitar a esos otros «triunfadores» que llevan 2.000 años subidos en un púlpito y vendiendo humo y superstición.

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