25-S, éxito mediático

En esta sociedad en la que parece que lo más importante es la oportunidad de disfrutar de un minuto de gloria en la televisión, el 25-S, sin duda, ha sido un éxito mediático. Retransmisión en directo de la movilización por algunos medios, cargas policiales incluidas; fotos en las primeras páginas de los periódicos; comentarios y tertulias en las radios y televisiones. Repercusión internacional. Y, por supuesto, despliegue en la red antes, durante y después. Si fuera por el afán y la euforia tuitera, el mayo francés sería una simple anécdota al lado de lo que ocurrió este martes.

Por cierto, sin la actuación policial, sin los numerosos detenidos y heridos, el éxito hubiese sido bastante menor. Detesto la violencia y, con toda seguridad, hubo una desproporción entre lo que hicieron los manifestantes, en su mayoría pacíficos, aunque algunos no, y la leña recibida y justificada por algún preboste policial. Aunque de ahí a decir, como he leído en Twitter que estamos “en un estado policial” y que se confirma que “vivimos en una dictadura”, va un abismo. Esta democracia es imperfecta (¿cuál no?) y tiene peligrosos brotes autoritarios, sin duda, pero con ese baremo no pasarían la reválida democrática Reino Unido, Brasil, Chile, Estados Unidos, Francia o Alemania. Ni ningún otro país..

Pero desnudado del componente represivo y violento, el éxito comienza a desvanecerse. En el conjunto de España (se convocaron varios actos similares frente a parlamentos autonómicos), incluyendo la movilización ante el Congreso, no llega, tirando por lo alto, a 25.000 personas, muy lejos de los que movilizó recientemente el 15-S, organizado por sindicatos y colectivos sociales.

Por tanto, el 25-S movió menos gente en España que el 29-M en Canarias, más de 50.000 personas, tras la mucho menos seguida huelga general. Cerca de 25.000 en un país de 47 millones, es decir, el 0,05% de la población total, que se consideran avalados para exigir la dimisión de los diputados elegidos por 22 millones de sufragios y la apertura de un incierto proceso constituyente. En mi Comunidad, Canarias, no pasaron de 200 los que querían mandar a sus casas a los que consiguieron escaño en su Parlamento autonómico, apoyados por ‘solo’ 785.332 votos.

Reflexión

Sus organizadores y quienes apoyaron la movilización de ayer pueden sentirse satisfechos, si así les parece. O desviar toda la atención hacia la represión del Estado. O a la manipulación de los medios de comunicación.

Aunque creo que sería más útil que reflexionaran por qué no se cumplieron sus previsiones. Apunto algunas razones.

Por un lado, por tratarse de una convocatoria enormemente confusa desde su nacimiento que, con un lenguaje radical, responsabiliza a todos los diputados de la situación política y económica actual. Lo que, por su falta de matices, pudiera parecer una simple andanada contra la política y contra la democracia de consecuencias imprevisibles.

Una ausencia de matices que también se observa en su rechazo a la Constitución, fuente de todos los males, cuando con esta Carta Magna hemos disfrutado de sanidad universal, educación con un elevado grado de equidad, arranque de la ley de la dependencia o, en fin, avances significativos en la igualdad entre mujeres y hombres.

O en su olvido de los principales culpables de lo que está pasando (sistema financiero, BCE, FMI y cia), focalizando toda la responsabilidad en las instituciones democráticas.

Por otra, por su sectarismo. El modo y manera en qué se planteó, sus contenidos y objetivos excluían a mucha gente. En el 25-S no cabían delegados ni afiliados sindicales. Ni militantes, simpatizantes o votantes de los partidos progresistas. Unos y otros bajo sospecha de servir al régimen. Ni los que rechazando las actuales políticas creemos en la democracia parlamentaria y respetamos la voluntad popular expresada en las urnas. Y encima se reclamaban, y se reclaman, “el pueblo”, una autodenominación tan pretenciosa como peligrosa y, tras ver los apoyos suscitados, hasta ridícula. Sin olvidar la cantidad de barbaries que históricamente se han hecho en nombre del pueblo.

Llamativo, por cierto, que algunos diputados de IU se intentaran sumar al 25-S para, como en la vieja canción de Cecilia, ser “la novia en la boda, el niño en el bautizo, el muerto en el entierro, con tal de dejar sello”. Sin comentarios.

Y así, con esos mimbres, los del 25-S no lograron entusiasmar ni a docentes ni a personal sanitario, muy tocados por los brutales recortes en los servicios públicos, de manera diáfana precisamente en la Comunidad de Madrid; ni a familias afectadas por el exponencial encarecimiento de la Educación pública; ni  a desempleados ni a trabajadores en precario; ni a personas progresistas de los más diversos ámbitos profesionales. Y de la buscada endogamia no suele salir nada bueno. Ni demasiados apoyos.

Fractura

Es muy posible que en España haya una fractura social, territorial y política. Que tienen poco que ver las duras e injustas decisiones de los que gobiernan con el sentir de una parte muy significativa de la población. Que hay un enorme desafecto hacia la política y las instituciones. Que el paro y la pobreza crecientes genera desencanto y desesperación.

Pero hay también una disgregación significativa en la oposición al actual modelo de ajustes y recortes. En lo político y en lo sindical, aunque en ocasiones, como el 29-M, se han producido acciones unitarias que han logrado un notable seguimiento. Pero los planteamientos del 25-S abren una brecha con los que creemos que es imprescindible una respuesta política común a las políticas contra los servicios públicos y al desmantelamiento del Estado de Bienestar. Y que esta tiene que traducirse en una masiva movilización del mundo progresista, de las distintas y plurales opciones que se reclaman de ese espacio a nivel estatal o autonómico, respetando la diferencia y poniendo por delante lo que nos une, no al revés.

Y que, en vez de ocupar o rodear el Congreso, la tarea, más sacrificada, menos espectacular y mediática, más rigurosa, menos inmediata, más exigente, es la de repensar la ‘res pública’, ganar apoyos sociales en el conjunto de la población y llenar, en su momento, las urnas de votos que permitan la aplicación de otras políticas pensadas por y para las personas.

——-Puedes seguirme también en Twitter: @EnriqueBeth

Poema de Blas de Otero, cantado en esta ocasión por Miguel Ríos y Ana Belén: ‘España Camisa Blanca’

http://www.youtube.com/watch?v=PWvjSO6zbF4

Un comentario en “25-S, éxito mediático

  1. tito martin

    Desgraciadamente hasta que no haces un poco de ruido pareces vagar por el desierto. todos necesitamos a la prensa para existir. Este modelo se sigue imponiendo aunque muchos estemos convencidos que la prensa, en general, se edita bajo muchas ideologías y hasta que no cambie seguiremos agarrandonos a los minutos en prensa para «existir».
    Las imperfecciones de este movimiento y de otros se encuentran con algo que en este pais no es nuevo: el desapego a las movilizaciones (hace años por feo y en la actualidad porque hay mejores cosas que hacer)
    En lo referente a la carta magna que tanto nos ha dado está claro que tampoco se salva de la quema (se reformó una parte en un «pis-pas» por el PPSOE sin grandes discrepancias) y entre una cosa y la otra pasa el tiempo y aparentemente todo sigue igual.
    Me quedo con una frase tuitera : «españa no está enferma, lo que pasa es que es de constitución débil»

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