PISA Canarias (2): aprendizajes

En esta segunda entrega de mi análisis del documento ‘Sistemas fuertes y reformadores exitosos en la educación Orientaciones de PISA para las Islas Canarias, España’, me centraré en los capítulos dedicados a gestión de los centros, alumnado y aprendizajes y participación de las familias.

Uno de los aspectos en que PISA insiste es en la necesidad de reducir la actual burocracia, que amarga la vida a los enseñantes y, en especial, a los equipos directivos. Así como en la asunción de más competencias por los centros, mayor autonomía en su gestión, indicado que “salvo en los casos en los que la legislación estatal española exija expresamente aprobar reglamentos y decretos, estos deberían ser reemplazados por orientaciones”.

Reconozco la relevancia de esa autonomía, pero como tal tiene que contar con límites. En numerosas ocasiones he sido muy crítico con esa exigencia, planteada por docentes y sindicatos, y con sus concreciones prácticas. Especialmente cuando la misma sirvió de cobertura para justificar que las tutorías en Secundaria se desarrollaran en horas de mañana, sin tener en cuenta los problemas laborales de los padres y madres, lo que originó un enorme conflicto en el sector en la segunda mitad de los 90 cuando la Consejería pretendió implantar la tutoría de tarde; aunque por el camino que vamos, con un paro superior al 30%, mañanas y tardes, desgraciadamente, son muy parecidas para mucha gente.

Estudiantes y aprendizaje

Otro aspecto relevante del texto es, sin duda, su recomendación de que se fomente una mayor participación de los padres y de la familia en la vida escolar y en la educación de los niños”. Se asevera que los centros deben “llegar a los progenitores, acogerles, responder a sus preguntas e inquietudes, compartir las pruebas del rendimiento escolar de una forma que los padres puedan entender y tratarles como iguales en la empresa conjunta de ayudar a sus hijos a aprender”.

Me consta que hay muchos colegios e institutos que lo hacen; y, asimismo, que la estrecha colaboración entre familias y docentes contribuye al éxito escolar. Se equivocan los que, de una u otra parte, se ven como enemigos a batir.

Pero, además, hay un problema de participación, un mayor alejamiento de las familias de la vida de los centros y de la propia educación de sus hijos e hijas cuando estos llegan a la Secundaria, que creo que es preciso corregir.

Comparto, igualmente, la recomendación al Gobierno de Canarias respecto al funcionamiento de los Consejos Escolares, “buscando formas de darles más competencias ejecutivas y, en tanto eso no sea posible, garantizar que los Consejos sean consultados periódicamente sobre gestión de centros y calidad”.

Pero entremos ya en las referencias a los grandes protagonistas de la vida escolar, los estudiantes, y a las metodologías de aprendizaje.

Refuerzo

En primer lugar, hay que destacar que PISA cuestiona una de las medidas de calidad adoptadas por el Gobierno de Canarias en la pasada legislatura: el refuerzo educativo de tarde. En efecto, los expertos indican que los resultados “sugieren que es improbable que los programas de refuerzo extraescolares del mismo estilo que las clases normales sean útiles, dado el tiempo que ya se dedica a las clases regulares de lengua y matemáticas. La mejor manera de perfeccionar los resultados de quienes se enfrentan a dificultades de aprendizaje es mejorar la calidad de las clases normales”.

Y, por otra parte, confirman la inutilidad de hacer que los estudiantes repitan curso, algo que algunos venimos diciendo desde hace años. Los expertos aseguran que la repetición de curso es del todo  contraproducente, pues “erosiona la creencia de los alumnos en sus capacidades de aprendizaje, tiende a reducir el rendimiento tanto del estudiante en cuestión como de sus compañeros de clase, es una de las causas principales de abandono escolar, incrementa el coste y el derroche del sistema escolar y aborda el bajo rendimiento demasiado tarde como para poder hacer algo. La tasa de repetición debería reducirse para ser tan próxima a cero como sea posible”, concluyen.

La realidad de las Islas en este aspecto es muy preocupante: el 49% del alumnado de la muestra de PISA dijo haber repetido al menos un curso (el Gobierno canario discrepa y considera que la tasa es varios puntos inferior), frente al 36% de media estatal.

Propone, para superar esta circunstancia, establecer medidas de apoyo a centros y docentes, de manera que se siga de manera continua la situación de cada estudiante, de forma que se pueda  “prestar ayuda adecuada personalizada en el momento oportuno a los alumnos que presentan dificultades de aprendizaje”. Algo que con la elevación de las ratios que se han venido produciendo, así como con los recortes en profesionales de apoyo se me antoja una utopía, desgraciadamente, en estos tiempos.

Asimismo, critican el actual currículo de Secundaria, al que califican de “demasiado académico e inflexible”, señalando que no está adecuado para ofrecer vías lógicas de estudio ni para alcanzar las competencias básicas en las distintas áreas. En ese sentido, proponen “acomodar más opciones de materias profesionales y relacionadas con el mundo laboral, centrarlo menos en contenidos y conceder más tiempo al desarrollo de competencias”. Yo añadiría, como escuché estos días a las AMPAs de Gran Canaria, que hay que superar un hecho fundamental: la escuela del siglo XXI sigue enseñando con métodos del Siglo XX, desaprovechando los recursos que las nuevas tecnologías suponen, y su enorme atractivo entre los jóvenes.

Evaluación

Igualmente, proponen la mejora en los métodos de evaluación, un estudio  “sobre el modo en que la configuración y duración de la jornada escolar y las largas vacaciones de verano repercuten sobre el aprendizaje de los estudiantes en diversas edades”. E investigar la manera de “estimular el rendimiento escolar usando el horario lectivo de que se dispone de manera más efectiva”. No entiendo mucho, por cierto, sus alusiones a la jornada continua, sobre todo cuando en Secundaria se funciona en prácticamente todos los institutos de España, estando el debate situado en la conveniencia o no de la jornada única en Primaria.

Además, y aunque PISA se centra en la Secundaria, el equipo de la OCDE realiza una defensa de la relevancia de la Educación Infantil preobligatoria, aseverando que los programas deberían mantenerse, «a pesar de las presiones presupuestarias, si están ayudando a menores vulnerables». Añadiendo que se han mostrado «efectivos para reducir el riesgo de abandono y fracaso»; y recordando que la cifra de menores en riego puede estar aumentando «por las circunstancias económicas adversas».

Por último, me llama la atención su propuesta de que los directores, en colaboración con el Consejo Escolar, tengan capacidad para seleccionar a los docentes del instituto, asignarles a aulas específicas, encargarles responsabilidades e, incluso, trasladarlos de centro si no rinden adecuadamente. Aspecto que choca con las actuales normativas estatales, mucho más rígidas y mucho más tolerantes con los que desarrollan mal su trabajo; al margen de que no creo que la solución estribe en trasladar el problema de un mal docente a otro centro.

Pero de los profesores, agentes esenciales de la educación, hablaremos en la tercera entrega.

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Del poeta Pedro García Cabrera, al que este año se dedica el Día de las Letras Canarias, este tema, ‘Gran Canaria’. Musicado por Manuel González, e  interpretado, en esta ocasión, por Fabiola Socas y Héctor González. Extraído de «La noche de Canarias”.

 http://www.youtube.com/watch?v=N8Wq8W9dGjY&feature=related

10 comentarios en “PISA Canarias (2): aprendizajes

  1. Antonio Castellano

    Las dos primeras entregas, de lo mejor que he podido ver hasta ahora, por no decir lo mejor. Seguimos a la espera de las siguientes entregas. Saludos, Enrique.

  2. isabel

    Tienes razón en muchas cosas que dices, pero a mí todos estos informes me parecen utópicos, vista la realidad de nuestras aulas. Hace casi 4 años que salí de ellas, pero recuerdo 2 años antes una clase de 2º de Bachillerato en la que había 36 alumnos, 2 de ellos sordos, sin profesor de apoyo que me ayudara (y sin saber yo, claro, el lenguaje de signos). Hay muchos ejemplos así, descorazonadores, que nos hacen mirar con escepticismo tantas buenas intenciones. Me encantará leer la próxima entrega.

  3. Oriol Prunés

    Buenas tardes, Enrique. Soy Oriol Prunés. ¡Los tiempos! Han sido tus comentarios sobre este último informe un bálsamo para el quebrantado espíritu de los profesores, sobre todo después de la «información» cargada con pólvora que durante algunos días – ¿sigue aún?- ha venido brindando al público una malintencionada periodista de uno de los medios escritos más notables -por su difusión digo, que no por nada más- de las Islas. ¡Qué forma de torcer lo que allí se dice y de envenenar a la opinión pública! Aunque la periodista juega sobre seguro: la caza del profesor, como la del funcionario, vende; y mucho. Su público habrá aplaudido a rabiar. Pero sobre esto último, lo de los profesores y los funcionarios, permíteme una rápida digresión.
    En cuanto a horario, distribución del trabajo y otras particularidades que no es del caso detallar, los profesores de instituto -yo lo soy, de lengua, como sabes-, nada tenemos que ver con el resto de funcionarios de la Administración: trabajamos de forma diferente porque somos, así de simple, totalmente diferentes. A tal punto, que deberíamos regirnos por un Estatuto de la Función Pública Docente acerca del cual todas las administraciones han cacareado retóricamente desde hace treinta años pero que nunca, mira por dónde, acaban de evacuar. El último que nos dejó en la estacada fue Gabilondo, pese a sus tan altisonantes promesas; y no parece que sea algo prioritario para el ultramontano Wert. Esta obviedad, que no somos lo mismo, debe recordarse con frecuencia si se quiere comprender lo que sea un profesor y cuál es su cometido. Si no, empieza a aflorar con saña la mala bava y los tópicos manidos. Ya tú me entiendes; y la concurrencia, también. Por cierto, nadie discute, al menos no hay debate público al respecto, las especificidades horarias, por ejemplo, de los bomberos, con sus turnos y reposos prolongados, y que son tan funcionarios como nosotros, mientras que el de los profesores provoca bastante maledicencia cuando no una envidia biliosa.
    Sobre este último informe no me voy a alargar: no dice nada que los profesores no sepamos ya y no estemos sufriendo. Si acaso, que resulta confusionario, pues a veces no se sabe si los autores, confundiéndolo todo, se refieren bien a las escuelas de primaria, bien a los institutos.
    ¿Que en Canarias hay un alarmante fracaso escolar? Pues sí. Pero también en Cataluña, en Andalucía, en Extremadura, en Baleares, en Valencia… Cuidado, que no voy por el camino del mal de muchos. Lo que quiero decir es que estamos ante un fracaso clamoroso de toda la secundaria española. Indagar sobre las causas de semejante fracaso nos abocaría a descubrir que algunas son intrínsecas al propio sistema, mientras que otras, probablemente más severas, habría que achacarlas a todo el cuerpo social. ¿Acaso no desandó por completo esta sociedad la escala de valores? Aquí, durante muchos años, hemos tenido empleos manuales pagados a precio de bicoca mientras a nuestros titulados universitarios se les ofrecía una miseria. Son innumerables los alumnos varones que a lo largo de estos años vi desfilar sin el título para irse a las obras. En una economía de mercado, la inteligencia hay que incentivarla, o sea, hay que pagarla de acuerdo a su formación y calidad. Por lo visto hasta aquí, hemos hecho justo lo contrario. Acuérdate, incluso, de aquel ministro socialista que proclamó aquello de que quien no se enriquecía en España era bobo. Este país sufre, cierto, una crisis del capitalismo mundial, pero también una crisis muy específicamente española: hemos vivido en una orgía colectiva de despilfarro, de dinero fácil, cuyo reflejo más granado es esa burbuja inmobiliaria que nos pesa como una joroba inmensa. ¿Los empresarios? Muchos de ellos, una casta especuladora que se dedicaba a hinchar la burbuja -o el negocio turístico- en lugar de invertir en investigación de vanguardia. Esos son los «valores» que hemos inoculado en nuestros jóvenes. Así que me enfado bastante cuando oigo despotricar contra los chicos, sea por parte de padres o bien de profesores, cuando en realidad ellos no son más que el reflejo, la caricatura impotente, de lo que nosotros somos: una sociedad fracasada. Porque defraudamos todo lo que podemos, desde el más humilde ciudadano -«quien cobra el paro y trabaja, defrauda a los otros trabajadores», dijo Anguita- hasta el empresario más encumbrado; porque, en relación con lo anterior, los impuestos nos producen grima y nunca hemos instaurado una verdadera progresividad fiscal; porque hemos visto la corrupción y la mangancia como males menores, y por eso tolerables, de la política; porque somos zafios, vulgares: no habrá pueblo, por pequeño que sea, que no cuente con un pabellón deportivo mientras las bibliotecas, o son cájaras de fósforos o cuchitriles; porque no hemos sabido aplicar la natural autoridad que todo padre y profesor debe ejercer sobre los chicos, dejándolos desamparados de referentes; porque… ¿Con qué leche, insisto, hemos amamantado a nuestros jóvenes? No sigo por no cansar.
    Sobre la repitición y las nuevas tecnologías, a las que te refieres explícitamente, quisiera añadir una apostilla. La repetición rinde sus frutos, siempre que se aplique con sensibilidad, sin estigmatizar al repetidor. Podría presentarte varios alumnos, tanto de la ESO como de bachillerato, que están saliendo adelante con éxito en su curso de repetición. Por lo demás, las tecnologías de la información no son la panacea. Son lo que son y nada más: un instrumento; y lo que sigue contando es la mano que maneja la herramienta. ¿Podríamos haber tenido mejores profesores? Sí. ¿Hubo -hay- interés en tenerlos? No.
    Saludos.

  4. tokafondo

    Creo que hay que empezar a preguntarse qué queremos conseguir con la educación en Canarias, que salidas tiene, y cómo se pueden adaptar los resultados a la realidad de Canarias.

    Esto es una pescadilla que se muerde la cola, pero me atrevería a decir que el actual estado de la educación es la consecuencia de una economía construida alrededor de la subvención, la prestación, la ayuda… Si el fin último de muchos es vivir del estado, entonces hay poco por lo que luchar. Si nadie se exige más de sí mismo que lo suficiente para que lo mantengan, poco podrá implicarse en que el sistema funcione para los demás.

    No me voy a extender en esto, porque daría para párrafos y párrafos, ya que las conexiones de la educación con el resto de aspectos sociales es amplísima, y conseguir reformar o mejorar su funcionamiento requiere el ajuste de muchas otras cosas.

    Sólo decir que tenemos la educación que «nos dejan», y que habría que comparar este informe con el de países en los que sí haya salidas profesionales y metas que alcanzar.

  5. Ana Delia García Afonso

    Profesora de inglés de la enseñanza pública manifiesta que «menudo mesecito».

    Primero fue el artículo de un tal William Chislett en El País del 4 de marzo (¿o fue febrero?) acusando directamente al sistema canario de enseñanza de no haber sido capaz de formar en este idioma a sus alumnos para acceder al único mercado de trabajo del que disponen: el turismo. Esta sería una de las razones por las que habiendo aumentado la afluencia de visitantes en los últimos años, el paro en Canarias no ha disminuido. Y van 50 años viviendo del turismo.

    Luego vino la publicación del informe PISA Canarias, demoledor a todos los efectos, del que voy a destacar sólo la parte correspondiente a los profesores: ni más inversión ni más horas de clase, lo que se necesita es una mayor calidad en las sesiones previstas en el horario. Así de claro. Y a mí no me consuela que el problema exista en otras CC AA; lo que el forme dice es que ésta es de las peores, cuando no la peor.

    Para rematarla, ayer recibí el «panfleto antipedagógico» de un docente que empezó a ejercer en los 70 y que no tiene desperdicio. Es un ataque a la LOGSE desde la izquierda y desde la experiencia. Todo el que tenga relación con o sienta interés por la educación pública debería leerlo.

  6. Alberto H. B.

    Profesor de dibujo en enseñanza pública en secundaria.
    Sr. Enrique Bethencourt, por favor, ¿podría indicarme en qué periódico se ha publicado su segunda entrega acerca del análisis del informe Pisa? Leí el primero en el Canarias7 y dada la manera en que se enfocó la noticia de los resultados del informe en los primeros días en determinados medios de comunicación, encontrar su artículo después de la polvareda levantada interesadamente por algunos sectores desde estos medios, me reconfortó bastante. Comunicarle que tras leer su artículo y los seis comentarios de los lectores en el periódico que menciono más arriba, me dispuse a participar con mi comentario aplaudiendo el enfoque dado desde el suyo y la hipócrita y maniquea cobertura dada en los primeros días a esta noticia. ¿Cuanto tardó su artículo en desaparecer de la versión digital de este periódico? Le diré que probablemente no mucho, ni un día, sé de buena tinta que inmediatamente tras enviar mi denuncia en el séptimo comentario.
    Espero fuese una decisión ajena a mi intervención el que borrasen su artículo de la web de este periódico y que fuese por decisiones internas en el mismo que estimaran que la calidad tiene una corta fecha de caducidad, frente al mediocre y sesgado criterio del artículo tipo que se perpetúa en los medios. Aún así espero no haberle perjudicado.
    Un cordial saludo
    Alberto H. B.

    1. Estimado Alberto: gracias por sus palabras. He remitido la segunda parte a Canarias7 y Diario de Avisos (los dos publicaron la primera). No sé si harán lo mismo con la segunda.

      Y la tercera parte, sobre el profesorado, la publicaré en estas páginas el domingo o el lunes. Espero que contribuya, modestamente al debate.

      Le reitero las gracias.

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