Feli(z)s catus

Mientras tomo el primer café de la mañana veo un reportaje en Euronews que divulga una investigación de científicos europeos en torno a las propiedades del pan que consumimos los ciudadanos y las ciudadanas de la Unión, con el claro objetivo de que este mejore en calidad y responda a las necesidades nutricionales.

Con gran minuciosidad los laboratorios analizan las hogazas, controlan por láser su tamaño y forma, estudian al detalle su composición interna en el proceso de fermentación de la levadura, los procesos de expansión y contracción de su materia…Y hasta un grupo de estudiantes ingiere 50 gramos de pan para comprobar las posibles variaciones en sus niveles de glucosa en sangre.

Pienso inmediatamente en los abismos que se padecen en este mundo, y en cuántos seres humanos desearían tener garantizado el pan diariamente, aunque les aumentara significativamente el colesterol y el producto presentara niveles excesivos de sal o de azúcar.

Otra investigación, difundida esta vez en prensa, me confirma la sociedad disparatada en la que vivimos. En efecto, un estudio de la Universidad de Deakin, en Australia, concluye que los gatos domésticos (felis catus) suponen un riesgo mayor para la posible extinción de la pesca que los propios humanos.

Industria

Según los científicos, la industria mundial de la comida para gatos utiliza anualmente unos 2,48 millones de toneladas de sardinas, arenques y anchoas. Como en casi todo lo relativo al consumismo, los estadounidenses van a la cabeza bien destacados: sus gatos se zampan casi la mitad de esa cantidad (1,1 millones de toneladas al año), seguidos por los felinos de la rica Europa venida a menos (870.000 toneladas) y los mininos japoneses (132.000).

Los datos de la propia nación originaria del estudio no pueden ser más esclarecedores: un gato australiano consume una media de casi 14 kilos de pescado al año, muy por encima de los 11 kilos que ingieren los habitantes de ese país.

Esto ha llevado a que el investigador de nutrición Giovanni Turchini afirme que las mascotas se alimentan mejor que sus propietarios, asegurando que los gatos no precisan comerse lo que sus dueños les ofrecen (apuntando a que todo está muy vinculado al hedonismo de sus amos, no a las necesidades nutricionales del animal) y que serían felices “con la sobras de una trucha”; y asegurando que el pescado “podría utilizarse mejor para el consumo directo humano, especialmente entre las naciones más pobres del mundo».

Peluqueros y psicólogos

Me resulta terrible y absolutamente injusta esa situación rea, el hecho contrastado de que los perros y los gatos del primer mundo se alimenten mejor que millones de seres humanos del tercero (y, también, que una parte significativa de personas de países desarrollados).

Y no sólo reciben mejores viandas, sino que disponen de asistencia sanitaria, peluqueros, guardería, psicólogos para sus depresiones y, como pude observar con singular asombro hace unos días cerca de mi casa, hasta de ambulancia.

En fin, no hay milagros: los panes y los pescados sólo se multiplican para unos pocos.

Habrá que aspirar a ser, en otra vida, al menos, gato. Escaldados, ya lo estamos hace tiempo.


(publicado originalmente en Canarias7)

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Estoy también en twitter: @enriqueBeth

Y este minino del brasileño Roberto Carlos estaba, créanselo, triste y azul.

http://www.youtube.com/watch?v=Q4nC95SteAU

4 comentarios en “Feli(z)s catus

  1. Leopoldo Pérez Díaz

    Estimado, tengo 2 gatos, Pumba y Pi, y es cierto todo lo que dices. Incluso uno de ellos está a dieta, increíble. Me has hecho pensar. Pero qué voy ha hacer ahora que los tengo en casa desde hace años

    Y lo peor es que el miércoles tendré que levar a uno de ellos a que le hagan una limpieza dental, y no es broma

    Saludos

  2. eviadas

    Qué bueno, Enrique, cuánta razón.
    Esto además, a quienes tenemos amor por los peludos de cuatro patas, lejos de molestarnos, debe movernos a la reflexión, como a Leopoldo.
    Desde luego que muchísimos gastos en mascotas son superfluos, empezando por la compra en pet shops. No sólo es la cuestión de las necesidades básicas no cubiertas para una gran parte de la Humanidad, sino que hay un montón de perros y gatos abandonados y en protectoras mientras algunos dueños se dedican a comprar collares con bisutería o jerseys ridículos a sus mascotas, que, para más inri, los pobres animalitos sufren con paciencia.
    Me lo llevo a facebook para que lo lean 3 o 4 personas que conozco. 😉
    P.P: No estás en los medios porque eres demasiado rojo para la prensa canaria supongo.

    Salud.

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