Tauromaquia, ¿tradición o barbarie?

Ahora que el PP y su ministro educativo, el señor Wert, quieren incrementar los apoyos a los toros desde el departamento de Cultura, así como recuperarlos para TVE, les dejo con este texto de la vieja Tiradera que, en lo esencial sigue, teniendo vigencia.

Tauromaquia, ¿tradición o barbarie?

A propósito de la aprobación por el Parlamento de Cataluña de la prohibición de las corridas de toros, decisión que aplaudo fervientemente como millones de personas de distintos credos de este país, quisiera hacer algunas puntualizaciones al debate que se ha originado y que el PP y su infantería mediática, como viene siendo habitual, ha tratado de politizar al máximo. La primera, que la decisión catalana nace de una iniciativa legislativa popular (ILP), de ciudadanos y ciudadanas contrarios al maltrato a los animales, que los hay, por cierto, de derechas e izquierda, nacionalistas y estatalistas, monárquicos y republicanos, religiosos y ateos, delgados y llenitos, altos y bajos; la segunda es que ha sido ratificada democráticamente por el voto mayoritario de los legítimos representantes de la soberanía popular en esa comunidad.

Y la tercera, que no vale agarrarse a la pervivencia de arraigadas tradiciones para justificar la continuidad de este obsceno espectáculo. Asimismo lo son, en otras culturas, la ablación del clítoris, el matrimonio con adultos de niñas a partir de 9 años o la lapidación de adulteras. Y también en ellas sus defensores aluden a las tradiciones para defender situaciones aberrantes contra los seres humanos y, especialmente, contra las mujeres.

En muchos casos, detrás de esas tradiciones ancestrales se encuentran profundas esencias religiosas que en el que nos ocupa, la tauromaquia, parecen haberse transformado en no menos peligrosas esencias patriotas o, simplemente, patrioteras. Las mismas que los conservadores españoles tratan de utilizar como rédito electoral, como si los que rechazamos esta mal denominada fiesta nacional mereciéramos ser expulsados y considerados peligrosos apátridas.

Tortura

Causar daño por divertimento a un animal, someterlo al mayor estrés, destrozarlo internamente con los puyazos y clavarle banderillas, torturarle, en fin, hasta la muerte, puede resultarle a algunos un enorme referente cultural; a otros, simplemente nos parece una muestra de una descomunal barbarie y falta de la más mínima sensibilidad hacia el dolor ajeno, en este caso animal. Y las denunciamos, al igual que hacemos con las matanzas de focas, las peleas de perros o las riñas de gallos, que también cuentan con muchos seguidores.

Argumentar, desde un presunto liberalismo, que por principio no se debe prohibir, nos podría llevar consecuentemente, a tolerar la posesión de armas, el cultivo y distribución de ‘coca’, la esclavitud, la práctica de la poligamia o, por qué no, circular en dirección contraria; o a que los niños se vayan de casa a la edad que les plazca o opten por ir o no al colegio. Y, por supuesto, permitir que, en función de los gustos y de la supuesta libertad de cada cual, torturemos a perros, gatos, ovejas o cabras, tirándolas de un campanario como en algunas fiestas también pretendidamente muy hispanas.

Como bien señala el filósofo Jesús Mosterín, “ningún liberal ha defendido un presunto derecho a maltratar y torturar a criaturas indefensas… Los padres del liberalismo tomaron partido inequívoco contra la crueldad. Ya entonces, frente al burdo sofisma de que, puesto que los caballos o los toros no hablan ni piensan en términos abstractos se los puede torturar impunemente, el gran jurista y filósofo liberal Jeremy Bentham señalaba que la pregunta éticamente relevante no es si pueden hablar o pensar, sino si pueden sufrir”.

Por cierto, se ha polemizado sobre el alcance de la Ley canaria de protección de los animales, aprobada por nuestro Parlamento en 1991, asegurando que sólo afecta a los animales domésticos. Considero que el texto de la ley canaria elimina de esta tierra a la tauromaquia. En primer lugar, porque aclara que “se entiende por animales domésticos, a los efectos de esta Ley, aquellos que dependen de la mano del hombre para su subsistencia”. En segundo lugar, porque una atenta lectura de la misma deja claro que las corridas de toros se encuentran proscritas en nuestra comunidad, casi veinte años antes que en Cataluña. En efecto, en el artículo 5.1 de dicha ley se dice que “se prohíbe la utilización de animales en peleas, fiestas, espectáculos y otras actividades que conlleven maltrato, crueldad o sufrimiento”, lo que, sin nombrarlas específicamente, deja a las corridas fuera de la legalidad en las Islas, aunque algún jeta protaurino dirá que el bicho no sufre e, incluso, que se divierte mientras lo vejan y martirizan.

Sin embargo, esa prohibición de actividades con maltrato hacia los animales, no afecta, en la legislación isleña, a las riñas de gallos. En un posterior artículo (5.2) se salva a éstas, señalando que “podrán realizarse las peleas de gallos en aquellas localidades en que tradicionalmente se hayan venido celebrando, siempre que cumplan con los requisitos que reglamentariamente se establezcan”, entre ellos que no pueden ser espectadores los menores de 16 años; e impidiéndose el apoyo público a las mismas (las corridas de toros reciben casi 600 millones de euros anuales en subvenciones en España). Se las salva de la prohibición pese a que en el preámbulo se las considera “tradiciones cruentas e impropias de una sociedad moderna y evolucionada”.

Tradiciones

En definitiva, no puedo compartir que el maltrato animal pueda justificarse en tradiciones ni reminiscencias culturales. Puestos a reivindicar la cultura, prefiero a Mozart, Beethoven, Brueghel el Viejo, Leonardo Da Vinci, Mercedes Sosa, José Antonio Ramos, Los Beatles, Alfredo Kraus, Cervantes, Frida Kahlo, Cortázar o Gabo, antes que la desigual batalla de un desorientado animal que no tiene la menor intención de enfrentarse contra unos seres humanos armados y dispuestos a hacerle el mayor daño posible con el menor riesgo.

Por último, si, como hacen algo más que insinuar los protaurinos, el listón para ser ciudadano español se encuentra en el mayor o menor apego a esta bárbara fiesta, a esta ritual salvajada sangrienta impropia del siglo XXI, mucho me temo que la población de este Estado se va a ver considerablemente diezmada.

———————————————Estoy también en twitter: @enriqueBeth

Y de musical propina, como dice el amigo Chema Tante, Ane Brun: ‘Don’t leave’. Espero que les guste.

http://www.youtube.com/watch?v=x4AmkD0xnp4&feature=related

2 comentarios en “Tauromaquia, ¿tradición o barbarie?

  1. Juan Felipe Larrea

    Casi son 365 días desde tu publicación, no se si te notifiquen mi comentario o no. Pero déjame contradecir todo el testamento que te has mandado con una frase de Jack Nicholson: Te hablarán y te hablarán de libertad individual pero si ven a un individuo libre se asustan.
    Las personas somos libres de elegir, somos distintas. El mundo seria un error si todos pensaríamos iguales. Las corridas de toros es un deleite para muchas personas (grupo en el que me incluyo.) Por qué? porque logramos ver arte en una manifestación antiquísima de hombre contra bestia, ya se que dirán que no es justa le pelea y muchas cosas más. Nosotros no vamos a ver morir al toro sin más como muchos de ustedes piensan, sino que vamos a ver como el torero logra hacerlo, como lo hace sin que sufra. Esta comprobado que el toro de lidia (el que esta en el ruedo) suelta una hormona, la hormona del placer. Algo como la adrenalina. Alguna vez has sentido adrenalina? cuando la sientes, no hay dolor, puedes ver que estas sangrando, puedes ver que un hueso se te sale, pero no hay dolor.
    Lo mismo le sucede al toro, no siente dolor en lo absoluto. Segundo los que asistimos a los toros protestamos cuando el torero o su escuadra hace sufrir al toro.
    Pasando a otro tema, porque no intento convencerte de algo que es cierto. El hombre no necesita de carne para sobrevivir, A diferencia de lo que he leido como excusa de aquellos antituarinos que comen carne, debido a que siempre se ha sabido que el hombre puede sobreviri solo de granos y vegetales. Un cereal mas una leguminosa suplantan el valor proteico de la carne y la fucion de vegetales suplantan requerimientos de vitaminas y minerales.
    Cuarto. No siente el hombre placer al comer carne? SI lo siente porque sino comeríamos casi por gula. Y dentro de este tema, todo el mundo que es realista, sabe que todo animal sufre al morir, no hay metodos que haga que el animal no sufra. Por lo tanto con esas dos premisas se concluye que el hombre siente placer al matar a un animal, taurino o no.
    Entonces, porque no nos dejamos de tanta hipocresía y somos respetuosos entre nosotros. Respetemos la libertad del prójimo, porque tu libertad acaba cuando inicia la mía. Los antituarinos tienen todo el derecho de protestar y dar su punto de vista. más si son respetuosos no deberían intentar privarnos de libertad a los demás, en especial si son tan hipócritas de protestar con un punto de vista de defensa a un animal.
    Por último, el arte es algo subjetivo, no por nada se han inventado corrientes y corrientes. El minimalismo por ejemplo es un arte que pocos entienden y que a muchos les gusta. No te parece una infamia que haya gente que compre un cuadro azul con un punto violeta por diez millones de dolares mientras que hay gente que muere por un dolar? Puede que nos cause impotencia saber que gente piense que eso es arte y malgaste así dinero, pero es su dinero, es libre de pensar en arte y tener lo que el considera arte. Así podríamos cuestionar toda el arte del mundo. No es una excusa decir que es un arte o no, porque como he dicho antes el arte es algo subjetivo. Así que pido respeto, a mi libertad y pido también que la gente salga de su ignorancia y deje de ser tan sínica con la hipocresía..

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