CIS: ¿un electorado bipolar?

El último Barómetro del CIS, el de diciembre, recientemente publicado, coloca a la corrupción (37,6%) como segundo problema tras el paro (77%).  Y, también, parece mostrar un comportamiento del electorado cuasi bipolar: es mayoritariamente de izquierdas, pero en las urnas gana la derecha. Trataré de explicarlo.

Respecto al primero de los temas, la cosa cambia sustancialmente cuando se pregunta por los problemas que afectan personalmente a los entrevistados: el paro desciende al 47,7%, la corrupción al 10,9%, por detrás de los problemas económicos (28,3%) y en porcentajes similares a la sanidad (10,4%).

Con relación al segundo de los asuntos me llama mucho la atención el posicionamiento de la muestra respecto a la escala izquierda-derecha, planteada de cero a diez, con once opciones, en la que cero sería la posición más radical de izquierdas y diez la más extrema en las derechas.

La puntuación media que arroja el estudio es de un 4,55, es decir, podía ser calificada de izquierda moderada. Las posiciones más izquierdistas, 01 y 02 aglutinan al 7,8% de los encuestados; mientras que las más derechistas, 09 y 10, sólo lo hacen con un 1,1%.

Izquierda 

Por otra parte, el conjunto de la izquierda, 01 a 04, suma el 32,5% (por cierto, cinco puntos menos que en septiembre de 2012), mientras que el conjunto de la derecha, 07 a 10, apenas llega al 9,6% (3,4 menos que en septiembre de 2012), quedando un espacio ‘centrista’, 05 y 06, del 28,9%, pero del cual un 20,9% sería centroizquierda y un 8,0% centroderecha.

Como pueden observar, esto casa bien poco con los resultados de las elecciones de noviembre de 2011 y con lo que la práctica totalidad de las encuestas señalan: el mantenimiento del PP como primera fuerza política en el conjunto de España; y el hecho de que, hoy por hoy y pese a las crueles políticas conservadoras, PSOE e IU no sumen para un posible Gobierno alternativo, ni siquiera incorporando el apoyo de los nacionalismos de izquierda; aunque la de Metroscopia del domingo 12 en El País coloca, por primera vez, al PSOE por delante, y abre la posibilidad de un Gobierno progresista.

Tampoco se entendería, con esos datos, que el PP tras la derechista reforma laboral o los brutales recortes en educación, sanidad y dependencia, profundice radicalmente en sus políticas más ultraconservadoras, en asuntos como la contrarreforma de la legislación sobre la interrupción voluntaria del embarazo o la ley de (in)seguridad ciudadana, cuando el presunto electorado de extrema derecha apenas pasa del 1%, y no trate de garantizar o mejorar posiciones entre los votantes más moderados.

Aunque cabe recordar que en otro estudio del CIS se ofrecían datos, cuanto menos curiosos, del posicionamiento ideológico personal de los votantes de cada formación política. El 89,6% de IU se considera de izquierdas, cifra que baja hasta el 69% entre los votantes del PSOE y al 29% entre los de CiU. El centrismo acoge a gente de todos lados, con prevalencia de CiU (58,1%), UPyD (57,7%) y PP (42,9%). Y en la derecha se ubican el 37,9% de los del PP y el 8,5% de los de UPyD; y hay un 6,5% de ‘centristas’ que vota IU. Globalmente, el votante más de derechas es, con diferencia, el del PP; y UPyD aparece en segundo lugar con un perfil ligeramente más conservador que el de CiU, que parece tener la capacidad de pescar votos en todos los caladeros.

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Silencio

Pero puestos a buscar causas de esa aparente bipolaridad posicionamiento político/decisión electoral, resulta interesante entrar a mirar los porcentajes de los que no se manifiestan. Y no es pequeño. En efecto, un 13,3% de los encuestados por el CIS no sabe y un 15,9% no contesta respecto a su posicionamiento ideológico. Lo que suma un silente 29,2%, dato más que relevante. En septiembre de 2012 este dato era sensiblemente inferior, del 19,4%.

Pero también, posiblemente, no existe un traslado automático de ese reconocido posicionamiento izquierda/derecha a la hora de tomar la decisión de acudir o no a las urnas.

Al respecto recuerdo que un estudio anterior del CIS señalaba que el 61,6% de los que aseguraba haber votado nulo en las últimas elecciones generales se reconocía de izquierdas, un 23,1% de los más de 317.000 que eligieron esta opción se ubicaba en el centro y 0% en la derecha; el resto, no sabe/no contesta.

Algo similar sucede con los que votaron en blanco el 20-N, más de 333.000, un 17,9% se ubicaba en la izquierda, un 34,3% en posiciones de centro y un 4,5% en la derecha. Y la abstención también perjudicó más a las posiciones progresistas: 19,8% en la izquierda, frente al 26,6% de centristas y el 6,4% de derechas.

Espantada

En contra del repetido mantra que señala que el electorado centrista es el que decide las mayorías parlamentarias y el partido del Gobierno, tengo la impresión de que es la mayor  o menor movilización del votante de izquierdas el factor clave; y que en noviembre de 2011, por múltiples razones, en las que el PSOE tiene una cuota de responsabilidad alta, pero no exclusiva, su masiva espantada de las urnas facilitó la actual y aplastante mayoría absoluta del PP y sus nefastas consecuencias políticas, económicas y sociales.

Y la historia, mucho me temo, si no se producen profundos cambios,  puede volver a repetirse en 2015.

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‘Malvasía Volcánica’ por  Toñín Corujo

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