Diez negritos

Diez negritos se fueron a cenar, pero hacía tiempo que la comida era para ellos algo más que un milagro. Uno de ellos murió de hambre y quedaron nueve.

Nueve negritos pretendieron disfrutar de la vida, uno de ellos se contagio de Sida (enfermedad que afecta a una parte significativa de la población en algunos países africanos), no pudo contar con asistencia sanitaria alguna -como antes no había dispuesto de información y de medios preventivos-, y quedaron ocho.

Ocho negritos fueron cogidos en medio de la guerra entre facciones rivales, a uno de ellos lo alcanzó una bala y quedaron siete.

Siete negritos paseaban por su país que, paradójicamente, era regido exclusivamente por blancos, aunque los de piel clara constituían una pequeña minoría -eso sí, la riqueza estaba prácticamente toda en sus manos-. Uno de ellos fue detenido y torturado y quedaron seis.

Seis negritos se buscaban la vida en las calles tras la batalla, una fue pateada y apaleada por la multitud enfurecida que la acusaba de relacionarse con los extranjeros, y quedaron cinco. 

Cinco negritos intentaron llegar a Europa en una barquilla, pero uno de ellos se ahogó, y quedaron cuatro.

Cuatro negritos alcanzaron las costas españolas, mas uno de ellos fue detenido y, tras aplicarle la Ley de Extranjería, devuelto a su país, y quedaron tres.

Tres negritos se instalaron en el soñado paraíso. Uno de ellos fue tiroteado por la espalda en una acción policial. Hubo personas que incluso aplaudieron, aunque no dudaron en manifestar que en modo alguno eran racistas. Y quedaron dos.

Dos negritos consiguieron un puesto de trabajo realizando las peores tareas, con un salario de miseria y sin contrato alguno. A una la tiroteó un joven guardia civil y otros dos chicos, neonazis dispuestos a limpiar las ciudades de los distintos. Y quedó sólo uno.

Un negrito…

El fantasma del racismo y la xenofobia recorre el mundo desarrollado y convierte en drama real y actualizado la canción infantil inglesa, la misma que inspiró una de las obras de Agatha Christie. Pero, en este caso, no hay misterio para encontrar a los responsables de la situación, del olvido, del exterminio.

El actual sistema de relaciones internacionales, el modelo de intercambio económico vigente, las secuelas del colonialismo, condenan al hambre a millones de personas y cuando éstas en un gesto de desesperación intentan alcanzar las naciones de la riqueza y el lujo, son rechazadas en las fronteras y, si logran traspasarlas, explotadas en el trabajo, vejadas en la calle, agredidas hasta la muerte por las nuevas hordas del fascismo.

Las naciones del centro desarrollado no están dispuestas a repartir ni un pedazo de la tarta y se sienten molestas ante la presencia de los hambrientos que exigen su parte en el festín. Por eso, la Europa satisfecha, mercantilizada, egoísta, insolidaria, lo que precisa son unas fronteras impermeables, un telón de acero legislativo y militar para protegerse de los inmigrantes. Es preferible que mueran de hambre bien lejos. Al fin y al cabo sólo ocuparían unos minutos de algún telediario.

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NA: Este artículo lo publiqué en la revista Disenso en 1992, hace más de veinte años, cuando empezaba el fenómeno migratorio de las barquillas/pateras. Con sus aciertos y errores sigue teniendo plena vigencia. Lampedusa es sólo uno de los sangrantes ejemplos.

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Bruce Springsteen – ‘We shall overcome’

http://www.youtube.com/watch?v=ErKNkeZVCQw

 

4 comentarios en “Diez negritos

  1. Jane

    Te dejo un poema hecho por mi amiga Macu Marrero sobre ese sangrante ejemplo:
    CANCIÓN DE CUNA

    No te duermas, amor; canta conmigo,
    mira como mis manos hacen risas.
    No hace frío; las olas son la llamas
    de un fuego embravecido que te acuna.

    Te contaré los cuentos más queridos,
    aquellos de países muy lejanos
    donde los niños juegan con estrellas
    y la luna les mece si hace sueño.

    Aquellos donde el hambre no se nombra
    y la guerra es un juego de cobardes,
    donde las niñas crecen sin oír
    el grito de los hombres de la selva.

    Aquellos donde babu va a arrullarte
    con historias de miel y de caricias,
    y bibi cantará bordando nubes
    en el cabello de kidogo dada.

    Allá lejos, amor, no tendrás frío
    ni miedo, soledad ni sed de agua.
    Allá lejos, ¿la ves? está la puerta
    de ese mundo que evoco con mi llanto.

    Se llama Lampedusa, no te duermas,
    ya pronto beberás mis pechos secos,
    los hombres hacen fuego, no te asustes,
    es para que nos vean los hermanos,
    ésos que van en barcos de colores
    con leche y yuca dulce para ti,
    mi niño, mi tesoro, mi alegría,
    no, no lloro amor, cierra los ojos,
    hace calor, descansa, maisha yangu…

  2. Amadeu Canals i Bofarull

    Estoy convencido, apreciado D. Enrique, que la esencia de este escrito ya fue insinuada por algún clásico de hace tres mil años… ¿Será que nos hemos estancado en la humana ‘evolución intelectual’? ¿Nos está vedado el avanzar en nuestro desarrollo cómo personas plenamente desarrolladas? De ser así hemos fracasado vergonzosamente.

  3. «Los migrantes que no disfrutan de la consideración de «expatriado» no necesitan por tanto nuestra compasión ni nosotros su agradecimiento. Lo que unos y otros necesitamos es una sociedad más democrática y justa para todos. Lo cual pasa necesariamente por exigir libertad de movimiento en igualdad y por un nuevo abolicionismo: el que conduzca al fin de la segregación.»

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