Moción de censura, algunas dudas

En medio de la actual escandalera política por el caso Bárcenas, es decir, por el caso de financiación irregular del PP, las donaciones más que sospechosas y los inmorales sobresueldos de su cúpula, la Oposición busca desesperadamente soluciones para que el presidente Rajoy deje la madriguera en que se encuentra agazapado y dé la cara. Estaría bien que hiciera esto último, ya no sólo por salvar su situación, sino por evitar el enorme daño que su cobarde actitud hace a las instituciones y al propio sistema democrático.

Pero Mariano Rajoy se encuentra cómodo en su madriguera, como se encuentra cómodo en las ruedas de prensa televisadas o, como la más reciente, con preguntas redactadas en Moncloa y leídas, sin la menor vergüenza, por un periodista de un medio de cabecera.

Rajoy se olvida de que fue elegido presidente del Gobierno por el Congreso de los Diputados y que está obligado a rendir cuentas ante él, por respeto a los representantes de la ciudadanía y, por extensión, al pueblo en su conjunto.

Entre las posibles opciones que se han barajado estos días toma cuerpo la presentación de una moción de censura, la tercera en esta etapa democrática. Una sirvió para dar más notoriedad a Felipe González; otra, para precipitar el final de la efímera carrera política de Hernández Mancha.

Actitud numantina

Compartiendo el fin, que el presidente del Gobierno deje de escabullirse y cuenta la verdad de sus relaciones con Bárcenas y su papel en este gravísimo caso, tengo mis dudas sobre si la moción de censura es el instrumento más adecuado, aunque entiendo que la actitud numantina de los populares, su falta de respeto al Parlamento y su uso perverso de la mayoría absoluta, dejan pocas opciones.

Reflejaré, sucintamente, mis dudas:

  • En primer lugar, formal: la moción de censura no está diseñada para lo que se pretende. Se supone que es un instrumento de descalificación de la labor del Gobierno y de presentación de un candidato y un programa alternativos, con aspiración de sustituirle, no una forma de conseguir la comparecencia del presidente del Ejecutivo o de abordar un concreto asunto.
  • Rajoy no está obligado a responder en ese debate, en el que el principal papel lo juega el hipotético candidato, presentando su programa, y los grupos parlamentarios, analizándolo y adhiriéndose o rechazando el mismo.
  • Además, estamos en un momento en que no hay candidato alternativo. Por un lado, porque Rubalcaba, el líder del principal grupo de la Oposición, no cuenta con el apoyo de la totalidad del resto de grupos y con algunos (desde UPyD a AMAIUR) tiene profundas diferencias programáticas. Asimismo, ni siquiera está claro que fuera el candidato del PSOE si realmente hubiera opciones de Gobierno.
  • Y, asimismo, la moción no tiene la menor posibilidad de prosperar, dada la mayoría absoluta aplastante del PP. La que consiguió con los votos (y los ‘no votos’) de los ciudadanos y las ciudadanas en los comicios del 20-N de 2011.
  • Llegado el caso, el Ejecutivo y el PP utilizaría toda su artillería mediática, que no es poca, para revertirla y convertirla en una contramoción contra el PSOE y el conjunto de la Oposición. Conviene recordar, además, que en último debate del Estado de la Nación, tras la puesta en marcha de profundos recortes, sufriendo ya los efectos de la reforma laboral y el enorme maltrato hacia los servicios públicos, con más desempleo y pobreza, Rubalcaba perdió de forma clara.
  • Considero que establecer demasiadas expectativas en la moción de censura puede generar, tras perderla, como se va a perder, una mayor frustración entre la gente que anhela que cambien las cosas.
  • El único que puede hoy desbloquear esta situación tan bochornosa es el propio PP, procediendo a la sustitución del presidente por alguien del propio partido conservador no contaminado por el escándalo Bárcenas. O bien, con la convocatoria de elecciones anticipadas (que plantean algunos partidos, convencidos de que van a mejorar su número de asientos en el Congreso) , algo que creo no desean ni el PP ni el PSOE; y que tengo la impresión de que dibujaría un panorama complejo, con enorme dificultad para establecer mayorías estables, y que podría abrir las puertas a la gran coalición (PP-PSOE).

En definitiva, desde el respeto a la buena voluntad y a muchas de las argumentadas razones de las que la defienden, mucho me temo que la moción de censura no va a sacar a Mariano Rajoy de la madriguera. Y que le queda mucha tarea por delante al hurón que trate de extraerlo de la misma. Aunque, tal vez, no sea este animal el que lo logre, sino un rejuvenecido viejo topo. Y ello exige paciencia, unidad y sabiduría.

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2 comentarios en “Moción de censura, algunas dudas

  1. Hija de Rasposos

    ..como descripción de las alternativas que se deducen de la acción de Rubalcaba…puede ser (siempre y cuando se dé por seguro,que hay unas cuantas más.En contra,pero también-faltaría más-a favor de tal Iniciativa)……pero para lo que me gustaría aprovechar este comentario,sería para otra cosa,que aparece de soslayo en su exposición.Se trataría de ver si Vd.me podría ayudar a salir de una duda que nadie,hasta hoy mismo por lo menos,ha sido capaz de aliviar.
    Con independencia de las encuestas-sucias,que dicen que se hacen de manera científica e inmediatamente después del Estado de La Nación,para terminar justificando en “lo que queríamos demostrar…» (y que nunca comprometen el contraste con ningún escrutinio real-posterior)…siempre me ha asaltado la inquietud y la desazón sobre el como se puede a afirmar de manera tan contundente, inapelable y taxativa,con la misma rotundidad-diría-que si fuera un partido de fútbol,y hubiera acabado 3 a 0,que El Debate lo GANÓ (?) fulaníto o menganíto. Sabemos desde hace mucho tiempo,que la primera técnica a aplicar (es escandalosamente evidente) en el proceder de los Medios Afines,consiste en tratar de apresurarse (a veces,sin aún haber terminado El Debate) en emitir al éter cosmológico,el resultado-siempre favorable por supuesto-a su representado.En la creencia (comprobada)de que el signo y la reacción en cadena,a que induce siempre un primer posicionamiento,en una sociedad desinteresada y de fácil conformar,es casi un Acta Notarial,que todo el mundo confirma, además haciéndolas suyas,como si hasta fuera de su propia y personal cosecha.
    Si esto es así y parece que lo es, mi duda no está en este particular proceder,que doy por asumido,como parte de los brochazos en negro del paisaje de nuestro tiempo..mi duda se centra en llegar a comprender,el como espacios como La Tiradera,lo pueden llegar a usar como argumento de autoridad.Dándole-con ello y de pasada-un aval de rigor que no creo que se merezca,lo que no es sino una vulgar manipulación partidaria para párvulos.
    Cuando nos vemos inmersos ante el estreno en curso,del relato que ya no nos puede explicar ni los sucesos más cotidianos de nuestra existencia,sorprende y llama la atención cualquier síntoma de seguridad,que no puede hacer otra cosa que simplificar-precocinando las respuestas-los grados y las capas de complejidad,que tiene hoy más que nunca,cualquier predicción que importen a las Ciencias Sociales.Estamos dentro de un campo de fuerzas tan contradictorias entre sí,que terminan por dibujar como un estado de inestabilidad que es el se apropia del paradigma definitivo de nuestro tiempo.

    1. Tiene usted mucha razón en las dudas que plantea. Sin embargo, en el caso que nos ocupa no se trata de lo que dijeran o no las encuestas: fue una sensación generalizada, incluso dentro de las propias filas socialistas.Creo que Rubalcaba llegó con la pesada carga del reciente paso de su partido ( y de él mismo) por el Gobierno, de los zapateriles primeros recortes, del plegamiento a decisiones foráneas, del aumento del desempleo… y que RAjoy, pese a su mediocridad, lo aprovecho al máximo.
      Un saludo y gracias por sus interesantes reflexiones y cuestionamientos.

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